San Ambrosio

San Ambrosio

Gobernador, obispo y doctor, destacó por diplomacia y amor cristiano.

Día festivo: 7 de diciembre

San Ambrosio, gobernador y obispo de Milán, doctor de la Iglesia, defensor de la fe y promotor de la santidad, destacó por su sabiduría, diplomacia y amor a Dios y a la Iglesia.

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La Vida de San Ambrosio

El Nacimiento de un Líder

San Ambrosio, cuyo nombre significa Inmortal, nació en el año 340 en Trier, Alemania, en una familia romana cristiana. Fue el tercer hijo después de sus hermanos Marcelina y Satiro. Ambrosio cursó estudios jurídicos en Roma, siguiendo los pasos de su padre, que era prefecto de la Galia. Es así como aprendió oratoria y literatura greco-latina. Sus éxitos en la carrera de Magistrado y su capacidad para gestionar incluso las controversias más difíciles lo convirtieron en el candidato ideal para moderar el encendido debate sucesorio que comenzó tras la muerte del obispo arriano Asencio.

Un Obispo para Todos

La invitación al diálogo de Ambrosio convenció al pueblo y evitó que se desatara un grave conflicto. Pero cuando el gobernador pensaba que había concluido su trabajo con éxito, sucedió algo que nadie había previsto: en medio de la multitud se oyó la voz de un niño, a la cual toda la asamblea hizo eco: “¡Ambrosio Obispo!”. Católicos y arrianos habían encontrado inesperadamente un acuerdo. La petición del pueblo sorprendió a Ambrosio: no había sido bautizado, no se sentía adecuado para este nuevo cargo. Se opuso dirigiéndose al emperador Valentiniano, pero éste confirmó el deseo del pueblo.

El Estudio y la Oración

Ambrosio escapó; sin embargo, el Papa Dámaso también lo consideró apto para la dignidad episcopal. Entonces Ambrosio comprendió que Dios lo llamaba y aceptó, convirtiéndose con tan solo 34 años de edad en el obispo de Milán. En oración junto al pueblo, donó sus bienes a los pobres y se dedicó al estudio de los textos sagrados y de los Padres de la Iglesia. “Cuando leo las Escrituras –decía- Dios pasea conmigo en el Paraíso”. Aprendió a predicar, y su oratoria encantó al joven Agustín de Hipona, influyendo en su conversión.

La Lucha contra la Herejía

Aunque la paz y la concordia fueron sus prioridades, jamás soportó el error. La iconografía antigua lo representa con un látigo, preparado para luchar contra la herejía. En su enérgica batalla contra el arrianismo, chocó incluso contra gobernantes y soberanos. Salió vencedor del conflicto que se desarrolló bajo el reinado de la emperatriz filo-arriana Justina, y afirmó la independencia del poder espiritual frente al temporal. Fue emblemático el episodio de la tragedia de Tesalónica del 390. Tras el exterminio de siete mil personas que se habían rebelado a causa de la muerte del gobernador, Ambrosio logró suscitar el arrepentimiento de Teodosio, que la había ordenado. “El emperador está en la Iglesia y no por encima de la Iglesia”, afirmaba el obispo milanés que, a pesar de la ley, no entregó ninguna iglesia a los arrianos.

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Oración a San Ambrosio

Señor mío Jesucristo

me acerco a tu altar lleno de temor por mis pecados

pero también lleno de confianza porque estoy seguro de tu misericordia

Tengo conciencia de que mis pecados son muchos y de que no he sabido dominar mi corazón y mi lengua

Por eso

Señor de bondad y de poder

con miserias y temores me acerco a Ti

fuente de misericordia y de perdón

vengo a refugiarme en Ti

que has dado la vida por salvarme

antes de que llegues como juez a pedirme cuentas

Señor no me da vergüenza descubrirte a Ti mis llagas

Me dan miedo mis pecados

cuyo número y magnitud sólo Tú conoces

pero confío en tu infinita misericordia

Señor mío Jesucristo

Rey eterno

Dios y hombre verdadero

mírame con amor

pues quisiste hacerte hombre para morir por nosotros

Escúchame

pues espero en Ti

Ten compasión de mis pecados y miserias

tú que eres fuente inagotable de amor

Te adoro

Señor

porque diste tu vida en la Cruz y te ofreciste en ella como Redentor por todos los hombres y especialmente por mí

Adoro Señor

la sangre preciosa que brotó de tus heridas y ha purificado al mundo de sus pecados

Mira

Señor

a este pobre pecador

creado y redimido por Ti

Me arrepiento de mis pecados y propongo corregir sus consecuencias

Purifícame de todas mis maldades para que pueda recibir menos indignamente tu sagrada comunión

Que tu Cuerpo y tu Sangre me ayuden

Señor

a obtener de Ti el perdón de mis pecados y la satisfacción de mis culpas

me libren de mis malos pensamientos

renueven en mí los sentimientos santos

me impulsen a cumplir tu voluntad y me protejan en todo peligro de alma y cuerpo

Amén

Hacer la petición y rezar el Credo

Padrenuestro

Avemaría y Gloria